- Es importante dar prioridad al tiempo para nuestra alimentación, higiene y descanso.
- Evitar la tiranía del trabajo urgente. Recordemos que ninguna tarea es urgente, solo es la consecuencia de una mala planeación y organización.
- Debemos confiar en nuestra capacidad para realizar cualquier trabajo y dar tiempo a aprender lo que no sabemos.
- Minimizar los distractores que afectan nuestro valioso tiempo pero aprender a rechazarlos con tacto y diplomacia. Recordemos que la convivencia social siempre va a existir, pero hay formas educadas de decir NO a las situaciones inservibles.
- Aprender a delegar responsabilidad. No solo en el trabajo sino también en el hogar o la escuela.
- Los tiempos han cambiado y ahora hombres y mujeres deben colaborar en las tareas de la casa. Además, si enseñamos a los hijos a respetar y contribuir en las actividades necesarias, estaremos educando a los futuros padres y con ello, a las futuras generaciones.
- Realizar reuniones dinámicas en las que se aborden los problemas eficientemente y sin buscar culpables sino soluciones. Insisto, en todos los ámbitos de nuestra vida.
- Dar tiempo de calidad al descanso y entretenimiento. La mente y el cuerpo que no descansan llegarán de manera inevitable al estrés y agotamiento, y el tiempo perdido en el proceso de recuperación podría ser mayor que el que pudimos haber invertido para relajarnos un poco.
- Finalmente, incorporemos la tecnología para beneficio de nuestro tiempo y cambiemos los esquemas rutinarios de tiempos pasados. Si lavar te quita tiempo, lleva la ropa a una lavandería.
- Acorta distancias conociendo bien los trayectos de desplazamiento que normalmente usas.
- Anota tus actividades, asígnales un tiempo específico y respeta ese lapso.
- Y sobre todo, incorpora la lectura a tu vida. El conocimiento está listo para ti y solo tu serás beneficiado con su aprendizaje.
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